viernes, septiembre 26, 2008

Desayunando...

Ya sabes que este trabajo es de idas y venidas de gente, y de ir dejando amigos esparcidos por el planeta. El caso es que mi compi alemán se vuelve para Regensburg. El otro día tuvimos la comida de despedida pero él quería hacer algo especial, así que hoy nos ha invitado a un desayuno alemán.

A las 9.30 de la mañana nos hemos sentado en la mesa de reuniones del despacho del jefe, delante de una bandeja llena de Weisswurst, un bote de Weisswurstsenf e incontables botellas de Weissbier. Y ahora, ¿quién trabaja?

Para completar el viernes, a las 12 lee la tesis otro compi y después nos invita a unas cerves y unas tapas en el bar. Desde luego, hoy no va a ser el mejor día para medir nuestra productividad.

miércoles, septiembre 24, 2008

Beatriz y el monstruo

¡Un monstruo, un monstruo! - Los niños, aterrados, volvían corriendo al pueblo.
¡Un monstruo, un monstruo! - gritaban jadeantes al llegar a la plaza, donde ya casi todos los habitantes del pueblo se habian congregado al oir los gritos de la chiquillería.
¡Un monstruo, un monstruo! ¡Grande! ¡Enorme! ¡Junto al río! ¡Apareció de repente! ¡Tengo miedo! Todos los niños hablaban y gritaban a la vez, mientras corrían a abrazarse a sus padres...

Hasta que, de repente, un grito de mujer se alzó sobre todos ellos... ¿Pero dónde está Beatriz?

Beatriz, la más peque de todos ellos, no aparecía por ningún lado. Al salir corriendo, huyendo del monstruo, la habían dejado atrás, olvidada en la ribera del río. Ninguno de los niños se había fijado en ella y nadie había reparado en su falta hasta aquel grito de su madre. ¿Dónde está Beatriz?

Podeis imaginar el revuelo en el pueblo. La madre, desmayada. El resto de las madres, felices por no haber perdido a sus hijos pero preocupadas por el destino de Beatriz. Los más mayores del pueblo, agoreros como casi siempre, sentenciaban: seguro que a estas alturas el monstruo ya se la ha almorzado". Y el padre de Beatriz corría de un lado a otro juntando a los y las más valientes del pueblo para salir a dar caza al monstruo y vengar así a su pobre hija.

En un periquete, más de la mitad del pueblo, armados con palos, cuchillos y piedras salieron hacia la ribera del río, en busca del monstruo. A la salida del pueblo iban armando un bullicio enorme pero, según se acercaba el río, el miedo secaba las gargantas y poquito a poco, cuando ya estaban muy cerca, se hizo el silencio en la comitiva. Entonces, justo entonces, oyeron una carcajada sonora, feliz, de niña pequeña y, al girar el último recodo, todos se quedaron ojipláticos al ver cómo Beatriz, la niña que debía haber sido devorada por el monstruo, reía a carcajadas, sentada en las rodillas de un monstruo enorme, mientras éste le hacía cosquillas en los pies.

Y es que, como Beatriz explicó después a su madre, cuando la pobre señora se hubo recuperado del soponcio, el monstruo era su amigo. ¿Cómo se la iba a comer?

Yo no sé mucho de casi nada, así que seguramente no lleve razón, pero se me ocurre que quizás, lo que hizo que Beatriz no saliera corriendo y se quedara a jugar con el monstruo, es que era demasiado pequeña y todavía conservaba esa sana inocencia que hizo que no juzgara al monstruo por su apariencia y, en lugar de salir huyendo, le preguntara si quería jugar con ella.

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Basado en un dibu de Beatriz.

¡Te lo debía desde hace meses, Bea! Perdón por el retraso. Habrá que ir pensando en el próximo dibu-cuento...

lunes, septiembre 22, 2008

Edad...

Camino de los treinta y tres voy descubriendo que la edad no se nota en lo que sigues disfrutando de una buena juerga, sino en lo que tardas en recuperarte después...

¡Grandísimas las noches de verbena y ron del viernes y del sábado! Hacía muchísimo que no me lo pasaba tan bien el finde de ferias en Guada.

viernes, septiembre 19, 2008

Arte...

Cuando volvíamos de Lisboa, sentados en el asiento de atrás del coche, Jorge me preguntó cuál era la canción que me gustaría haber compuesto. Casi sin pensar me salió Larga Primavera, de Enclave de Soul. Cuando vi la cara de póker de Jorge pensé en cualquier otra que pudiera conocer y, la verdad, no recuerdo lo que le dije.

El hecho es que hay gente que quiere parecerse a futbolistas o cantantes famosos, o escribir como algún premio Nobel. Yo no. Me encantaría componer como los chicos de Enclave, tocar como Erdruida, escribir cuentos como los de Pep o relatos cortos como los de Sandra, me encantaría plasmar los sueños en fotos como hacen Óscar o Estela...

Por eso me gustan los conciertos en bares y tabernas, las exposiciones en cafeterías, las noches del maratón de cuentos y mi breve lista de webs y blogs, el arte pequeñito y a veces anónimo, en zapatillas de andar por casa, cercano y familiar. ¡Qué le voy a hacer si soy así!

miércoles, septiembre 17, 2008

Postales...

Encontré unas postales de hace tiempo, mucho tiempo, rebuscando entre papeles viejos, en casa de mis padres. No se si es la edad o lo vivido, pero ¡cómo cambia la perspectiva, la interpretación de unas líneas, leídas con diez años de diferencia!

Y, mientras leía, sin saber por qué, escuche a Sabina cantar...

Sabes mejor que yo que hasta los huesos sólo calan los besos que no has dado...

Y sigo buscando tiempo para escribir un relato, un cuento, una historia o un post medianamente coherente...

jueves, septiembre 11, 2008

Inocencia...

Tenían catorce años - o trece quizás- y nadie les había contado cómo funcionaba aquello. Él sólo sabía que le encantaba verla en la grada del polideportivo los sábados por la mañana, cuando jugaba en el equipo del colegio su partido semanal en el campeonato escolar. Y ella sólo sabía que se pasaba la semana esperando a que llegara el sábado para que él sonriera al mirar a la grada - ¿a ella quizás? - cuando salía el equipo a calentar.

Él fue a aquella excursión porque iban sus amigos, ella porque iba él - aunque eso no lo supo hasta más tarde. Cruzaron sus primeras palabras una hora después de bajar del tren, aunque él no las recuerda. Sí recuerda su sonrisa. Comieron juntos, compartiendo la comida que traían de casa. Por la tarde, mientras veían atardecer desde lo alto de una colina, ella le cogió brevemente la mano, con temor a su reacción y, sobre todo, a lo que sus amigas y los amigos de él pudieran pensar.

Pasearon a la luz de la luna, cogidos de la mano. Cuando volvieron a la explanada donde estaban las tiendas de campaña descubrieron que quedaba una vacía, aunque nunca supieron si habia sido idea de los amigos de él o de las amigas de ella. Y allí, la curiosidad venció al miedo. Sus labios recorrieron el rostro de ella, sus ojos, su pelo y, como si estuvieran recogiendo los frutos de un árbol prohibido, encontraron sus labios y se unieron en un interminable beso. Luego, entre caricias y besos, compartieron sueños...

En los días siguientes era él el que la esperaba a la salida del colegio. Ha pasado mucho tiempo pero sigue recordando el desorden de su pelo y el vuelo de la falda del uniforme. Juntos comenzaron a descubrir un nuevo mundo, donde se mezclaba el sabor dulce y extraño de los besos, el frío de los portales, el amargo de la cerveza tomada furtivamente en los parques y el humo del tabaco negro, el único que podían pagar.

Un día ella le dijo que estaba enamorada... pero no de él. El cuento se acababa, pero decidieron seguir siendo amigos. Nunca más volvieron a verse.

Ahora él es mayor, demasiado mayor quizás, suponiendo que se pueda ser demasiado mayor y, por más que se esfuerza, no consigue recordar su cara. Pero lo que nunca ha olvidado es su risa, su pelo revuelto al salir del cole, la noche en la que soñaron juntos y, sobre todo, el olor de su piel y el sabor salado de aquel beso furtivo y adolescente en una noche cualquiera de primavera en la que, sin tener muy claro cómo funcionaba aquello, sintió por primera vez lo que luego más tarde descubrió que llamaban amor.

Tampoco ha olvidado su nombre...

martes, septiembre 09, 2008

Lo bueno...

Ni sé las veces que le he oído decir a mi padre eso de...
Lo mejor es enemigo de lo bueno.
¿Y si esta vez es cierto?

Qué malos son los días en los que tengo demasiado tiempo para pensar...

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Nota importante: Acabo de darme cuenta de que hoy es 9 de septiembre. Mañana encienden el LHC. Y según parece, hay un 75% de posibilidades de que este sea el último post que escriba. ¡Cuánto mal han hecho las novelas de Dan Brown a las mentes de algunos!

viernes, septiembre 05, 2008

Danza...

Compañeros de camino,
a este lado de la carretera...

Viernes. Música...

miércoles, septiembre 03, 2008

Química...

La parte de los gases nobles me encanta...


martes, septiembre 02, 2008

Envidia...

La verdad es que lo veía venir. Los dos me han acompañado desde que nací pero, por circunstancias de la vida, desde hace mucho tiempo he mimado más a uno que a otro. Desde hace cosa de dos meses, volvió a caer enfermo y los mimos se multiplicaron para que, una vez más, se fuera recuperando poquito a poco.

El miércoles pasado, bajando de las murallas del castillo de Óbidos, el otro pensó que ya estaba bien de que no le hiciera caso y decidió llamar la atención...

Y así, después de innumerables esguinces de tobillo derecho, el tobillo izquierdo ha empezado a recortar distancias y ya sólo pierde por 8-1.

Pero el esguince no consiguió chafarme el viaje. Un tobillera, una caja de nolotil y a seguir andando. Eso sí, por primera vez en la vida he conseguido que me duelan los dos tobillos por igual...

lunes, septiembre 01, 2008

Portugal...

Seis días, cuatro amigos, un coche y un montón de kilómetros por recorrer. Hay que ver la cantidad de cosas que pueden pasar en una semana que, al final, ha sido demasiado corta para todo lo que me hubiera gustado ver. Portugal me ha encantado. En cuanto me pasen las fotos, ya te enseñaré alguna de esos lugares que no te puedes perder si vas por allí. Como resumen del viaje, me quedo con...

... los paseos por las callejuelas de Coimbra y los edificiones antiguos de la Universidad.
... una cervecita en esa plaza de Aveiro, escuchando fados.
... el paseo marítimo de Figueira da Foz y su playa interminable.
... la conquista de la muralla del castillo de Óbidos.
... sentir la brisa sentado junto al acantilado del Cabo da Roca.
... un arroz con bacalao en Cascais, tras ver cómo rompía el mar en la Boca del Infierno.
... la visita al monasterio de Belem y el atardecer en la desembocadura del Tajo.
... y Lisboa, con sus calles, plazas, castillo, gentes, helados, cerves, bares, licores...
He vuelto enamorado de Portugal...

¿Sabías que quedan lugares donde se pueden tomar cafés por 0.60€?