domingo, mayo 14, 2006

Dos palabras

Después de mucho pensarlo, de días dándole vueltas, de noches en vela, cerró el sobre, escribió la dirección con mano temblorosa y bajo a la calle, a meter la carta en el buzón...

Tantos años juntos, paseando a orillas del río, sentándose en verano en las terrazas y en invierno en aquel cine que olía a viejo, a historias de otros tiempos. La conoció hace ya demasiados años, en la clase de don Julián. Su casa estaba en el camino a la escuela y todos los días hacían juntos el camino de ida y de vuelta...
Pasaron los años y ella fue a la capital, a estudiar en la Universidad mientras él quedó trabajando en el almacén de la familia. Pero aunque los estudios de ella y el trabajo de él quitaban bastante tiempo, seguían viéndose los pocos fines de semana que ella volvía al pueblo o en los viajes que, junto a todos los amigos, hacía a la capital...
Ella siempre había sido su amiga, su confidente... y un día descubrió, casi sin darse cuenta, que la amaba. Pero nunca se atrevió a decírselo, a pronunciar aquellas dos palabras que, para bien o para mal, cambiarían aquella amistad por un juntos para siempre o por un hasta nunca...


Como tantas otras veces, había escrito aquellas dos palabras en un papel, pero hoy no había roto el papel después. Hoy había reunido el valor suficiente para enviar la carta... Pero el valor se le agotó con aquel gesto. No se atrevía a llamarla y se limitó a esperar, impaciente al principio, y cada vez más abatido después, una respuesta que no llegaba...

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Cuando el cartero trajo su carta de vuelta, con el sello de Dirección Desconocida impreso en el sobre no pudo más... No podía ser... Estaba seguro... Aquella era la dirección...

Recuerda en particular aquel domingo de abril, cuando la lluvia y el eterno tráfico de la capital hicieron que él perdiera el tren. No le quedaba dinero para el hostal y ella, sonriente, le invitó a quedarse en su habitación, en el piso compartido en el que entonces vivía, y le pagó el billete de vuelta... Después, cuando ella se mudó al apartamento, él nunca más buscó un hostal para quedarse a dormir...

Era tarde, pero daba igual... Corrió hacia la estación y llegó a tiempo de coger el último tren, el nocturno, que le dejó al dia siguiente en aquella inmensa estación, a quince minutos de su apartamento... Pero por más que llamó, nadie salió a abrirle... Su nombre ya no estaba en el buzón... y no había nadie a quien preguntar...

Volvía abatido en el tren... ¿Por qué no se lo dije antes? ¿Por qué esperé tanto tiempo? ¿Cómo la encontraré ahora? ¿Y qué más da? Tampoco soy tan importante para ella... No más que un amigo...
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Llegó a casa triste y cansado... Al abrir el buzón, encontró la carta con matasellos de Berlin... Reconoció su letra... y al abrirla, una frase, "Ven a verme" y, junto a su firma, solamente dos palabras...


Y de fondo suena Garth Brooks...
So tell that someone that you love
Just what you're thinking of
If tomorrow never comes

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