Poquito antes de dejar Berlin me regalaste un pequeño libro en blanco, para que ninguna de las historias y cuentos que se me pasan por la cabeza quedara sin escribir. Ayer, removiendo viejos papeles de Berlin apareció el libro, aún en blanco.
Desde hace días tengo ganas de emborronar hojas con sentimientos y sensaciones. Ayer, al encontrar el libro, decidí emborronar sus páginas en lugar de escribir en folios de esos que luego rompo. No sé lo que me durarán las ganas o lo que tardará en volver el miedo a escribir lo que siento. Pero quizás, cuando vengas a conocer mi casa encuentres el libro en la estantería, con mil historias sin sentido escritas en él...
Desde hace días tengo ganas de emborronar hojas con sentimientos y sensaciones. Ayer, al encontrar el libro, decidí emborronar sus páginas en lugar de escribir en folios de esos que luego rompo. No sé lo que me durarán las ganas o lo que tardará en volver el miedo a escribir lo que siento. Pero quizás, cuando vengas a conocer mi casa encuentres el libro en la estantería, con mil historias sin sentido escritas en él...
Y ya sabes que tú puedes leerlas cuando quieras...