jueves, junio 13, 2024

Ese pétalo arrancado…

Poco a poco, con el pasar de los meses, el corazón del viajero se ha ido llenando de nuevo de recién estrenada melancolía. Aunque esta vez es diferente… Ha vuelto la misma sensación, el mismo frío, las mismas nubes que no dejan pasar los rayos de sol. Pero el corazón del viajero ya tiene demasiados años, demasiadas estaciones, demasiadas tiritas despegadas arreglando heridas… Y en un corazón envejecido las heridas cicatrizan mucho peor.

El viajero aceptó ya hace mucho tiempo que uno no puede tener lo que quiere, sino únicamente lo que está a su alcance… que ya está mayor para grandes viajes y que quizás ahora no se pueda soñar con la luna sino únicamente con ver, de vez en cuando, amanecer… Y es feliz… No tremendamente feliz, porque eso sabe que ya es imposible, para hoy y para siempre, pero es feliz…

Pero aún así, en noches en las que hace demasiado frío, en las que el corazón está demasiado solo, la melancolía acerca a su mente ese pensamiento recurrente… Si no puedes tenerlo todo, ¿merece la pena quedarte con un trocito? ¿O es mejor dejar todo pasar y aprender de una vez a sufrir?

Hoy ha sido un día precioso y el viajero ha sido feliz, incluso más feliz de lo que viene siendo habitual… pero cuando llega la noche le resulta tan difícil aceptar que ya solamente sueña en sueños… porque cuando llega la noche, descubre que la expectativa pesa demasiado en la mochila y que quizás un corazón envejecido necesite un equipaje más ligero…

De fondo, muy suave, para no molestar, porque lo último que quiere el viajero es molestar, suena como casi siempre últimamente, música melancólica… mientras el insomnio espera la llegada de un nuevo día en el que el viajero saber que, de nuevo, será feliz… no tremendamente feliz, pero feliz…

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