Poco a poco, con el pasar de los meses, el corazón del viajero se ha ido llenando de nuevo de recién estrenada melancolía. Aunque esta vez es diferente… Ha vuelto la misma sensación, el mismo frío, las mismas nubes que no dejan pasar los rayos de sol. Pero el corazón del viajero ya tiene demasiados años, demasiadas estaciones, demasiadas tiritas despegadas arreglando heridas… Y en un corazón envejecido las heridas cicatrizan mucho peor.
El viajero aceptó ya hace mucho tiempo que uno no puede tener lo que quiere, sino únicamente lo que está a su alcance… que ya está mayor para grandes viajes y que quizás ahora no se pueda soñar con la luna sino únicamente con ver, de vez en cuando, amanecer… Y es feliz… No tremendamente feliz, porque eso sabe que ya es imposible, para hoy y para siempre, pero es feliz…
Pero aún así, en noches en las que hace demasiado frío, en las que el corazón está demasiado solo, la melancolía acerca a su mente ese pensamiento recurrente… Si no puedes tenerlo todo, ¿merece la pena quedarte con un trocito? ¿O es mejor dejar todo pasar y aprender de una vez a sufrir?
Hoy ha sido un día precioso y el viajero ha sido feliz, incluso más feliz de lo que viene siendo habitual… pero cuando llega la noche le resulta tan difícil aceptar que ya solamente sueña en sueños… porque cuando llega la noche, descubre que la expectativa pesa demasiado en la mochila y que quizás un corazón envejecido necesite un equipaje más ligero…
De fondo, muy suave, para no molestar, porque lo último que quiere el viajero es molestar, suena como casi siempre últimamente, música melancólica… mientras el insomnio espera la llegada de un nuevo día en el que el viajero saber que, de nuevo, será feliz… no tremendamente feliz, pero feliz…
jueves, junio 13, 2024
domingo, junio 02, 2024
Miedo…
Esta noche, de nuevo, ha vuelto el miedo… porque aunque estoy mejor, no estoy bien y, cuando menos me lo esperaba, he perdido el equilibrio y he vuelto a caer. Y cada caída produce más miedo… y cada vez cuesta más levantarme…
Esta noche he escrito un mensaje que debería haber escrito hace tiempo y del que, quizás, preferiría no tener respuesta, no leer la respuesta… Hace años, meses, o quizás días, la respuesta me daría igual. Hoy no, hoy tengo miedo…
Esta noche he tenido una larga conversación por WhatsApp en la que he abierto mi corazón mucho más de lo que debería haberlo hecho, donde me ha dado miedo decir cosas que he acabado diciendo y donde me he callado cosas por miedo… Miedo… Miedo…
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Hoy me he prometido a mi mismo otra vez, y ya he perdido la cuenta de cuantas veces lo he hecho, de que voy a superar el miedo. ¿Debería hacer caso a Nacho y a Elena, aunque hacerles caso me cueste sufrir? ¿Debería hacer caso a mi corazón, aunque hacerlo me cueste sufrir?
Lo único que tengo claro es que voy a sufrir, mucho… Y no, no tengo miedo a sufrir… A lo que tengo miedo, mucho miedo, es a no estar nunca bien, a no terminar de superarlo…
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Miedo de volver a los infiernos, miedo a que me tengas miedo, a tenerte que olvidar.
Miedo de quererte sin quererlo, de encontrarte de repente, de no verte nunca más.
M-Clan
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