Hay gente que no debería jubilarse nunca... y mucho menos en estos tiempos que corren de Universidad a la Boloñesa, donde hacen falta más que nunca docentes que crean en lo que hacen y, sobre todo, que crean en los alumnos y sus posibilidades para llegar al infinito y más allá.
No deja de resultarme motivador que, tras 51 años dando clase en la UCM, diera su última clase como si fuera la primera, con el mismo entusiasmo, la misma motivación, las mismas ganas. Y a todo esto hay que sumarle el hecho de hacer investigación en este país en una época (hablamos de hace 50 años) en los que ser científico aquí no era fácil y muchísimo menos siendo mujer.
El lunes dejó vacío su despacho en la Universidad y hoy hemos tenido una comida para despedirla. Yo tenía clase y he dejado la comida un poquito antes de que acabara. Y no deja de resultarme motivador (aunque da mucho vértigo) que sea yo la persona encargada de impartir clase ahora en la asignatura que ella dio durante los últimos años, muchos años, y por la que con tantísimo cariño es recordada por generaciones de Físicos Complutenses.
Y durante una hora entera de clase, mientras hablaba sobre condiciones en la frontera de los campos E y D, no podía dejar de preguntarme si podré estar alguna vez a la altura.
Y es que hay gente como Eloísa que no debería jubilarse nunca... aunque se que aprovechará la jubilación para hacer tantas y tantas cosas que siempre quiso hacer y para las que nunca tuvo tiempo...
1 comentario:
Estarás a la altura, no tengo ni la más mínima duda :)
Además, eres de esos de los que hablas, de los que no deberíais jubilaros nunca, de los que llenan las clases y consiguen motivarnos con aquello que quizás nunca nos llamó la atención.
Por ello, estarás a la altura, no tengo ni la más mínima duda.
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