Fin de semana...

Viernes de abrazos que echaba mucho en falta y de felicitaciones en persona con retraso (¡enhorabuena ingeniero!), viernes que acabó tarde, tras mucha cerveza y mucho ron, porque llevábamos tiempo sin vernos, porque había muchas historias que contar...

Sábado de montar stands temprano (¡que alegría encontrarte allí!), de reencuentro, de esta semana quedamos y nos tomamos una cerve... Sábado, de mudanza (¡por fin se vienen a vivir a Guada!)... de McDonalds, porque con estas pintas no podemos comer en otro lado... de preparación del viaje a Escocia, de risas y bromas, de no llegar a ningún acuerdo... Sábado que acabó en el sofá de tu casa, saboreando una cerveza y una inmejorable compañía...

Y domingo de reencuentros... de saber que también tú te has venido a Guada a vivir (ahora no tardaremos años en volver a vernos), de enterarme de que te marchas a Alemania a trabajar (¡suerte!)... y noche de cena familiar... de cumple y día de la madre...

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Ya sabes... trabajo en Madrid, vivo en Guada, es imposible pillarme en casa, no me gusta demasiado hablar por teléfono, olvido devolver las llamadas, tardo siglos en contestar a los emails y siempre estoy muy liado (aunque a veces suena a excusa fácil) con lo que me cuesta sacar huecos para viajar. ¡Soy un desastre! A veces me sorprende que los amigos sigan ahí... que vosotros sigais ahí...

Pero es así... La amistad perdura y, aunque pasen días, semanas, meses (o años, verdad Marta) sin vernos, sin hablar, cada encuentro es genial... Fines de semana como éste me recuerdan la cantidad de buena gente que me rodea... Porque tengo los mejores amigos del mundo... y una familia increíble...

Y aún así, el fin de semana se ha acabado y a tí (o a tí, o a tí) no he podido llamarte, no pude acercarme a verte... Ójala sea pronto cuando nos veamos, cuando charlemos, cuando nos tomemos algo juntos... Pero sea cuando sea, estoy seguro que será como todos los encuentros de este fin de semana: genial, maravilloso...