Manías...

Pues sí... hairanakh me ha liado otra vez... Me lió para empezar el blog, intentó (sin éxito) que retratara por aquí mis hábitos literarios y ahora quiere que haga públicas mis manías, hábitos, rarezas... El sabe, y se aprovecha de ello, que no puedo negarle casi nada de lo que me pide, así que ahí voy.
Tengo muchas más de cinco manías... pero cinco son las que hay que poner y cinco pongo. Si algún familiar o amigo quiere dejar alguna más en los comentarios, por favor, que se sienta libre de hacerlo...

1. Música, música, música... No puedo vivir sin ella. Siempre tengo una canción en la cabeza que tarareo mientras paseo, trabajo... Y cuando estoy solo, canto en voz alta y bailo, lo que ha dado lugar a alguna mirada extraña en el curro en días en los que no estaba tan solo... Algunas canciones me atrapan y no puedo dejar de oirlas una y otra vez. Las últimas: La canción más hermosa del mundo (de Sabina), Thank You (de Dido) y Mama - ana ahabak (de Christina Stürmer).
   
2. Antes de salir de casa, o del trabajo, o de donde sea, compruebo mil y una veces que he apagado la luz, que no gotea ningún grifo, que la cocina está apagada, que está desenchufado todo lo desenchufable... Incluso a veces, cuando ya he salido, vuelvo a casa y compruebo todo de nuevo. Esta mañana la operación me llevó casi un cuarto de hora (para mi cueva de 25m2).
   
3. Mi fijo en los pies de la gente... No puedo evitarlo... Cuando estoy en el U-Bahn (metro berlinés), en una conferencia... Y lo peor de todo... una vez analizados, me fijo en la cara para comprobar si la cara de la persona es acorde a sus zapatos.
   
4. Lo primero que hago al llegar a un sitio es quitarme el reloj. Son innumerables las veces que me lo ha tenido que devolver el camarero de un bar, la bibliotecaria de la facultad, mis compañeros de laboratorio. Hago lo mismo con las llaves y demás contenidos de los bolsillos (móvil, dinero...). Puedes imaginar sin mucho esfuerzo el resultado...
   
5. Leo el periódico empezando por el final... Y no tiene nada que ver con el contenido. Simplemente, me resulta más fácil pasar las páginas al revés.

Ahora se supone que yo debería pasarle el asunto a cinco personas, pero la historia de mi vida demuestra que soy mucho mejor recibiendo marrones que encargándolos. Así que, rompiendo las reglas, que tampoco se me da nada mal, dejo la cuestión en el aire para quien la quiera coger...

Ahora bien, no negaré que tengo especial curiosidad por saber qué respondería esa gente que aparece en los lugares que visitar de la columna de la izquierda y también la tropa berlinesa que lee este blog (y que puede utilizar los comentarios para dejar constancia de sus manías in-confesables...)