Y volvió a casa por Navidad... Era tarde, muy tarde... pero ella le esperaba en el aeropuerto... Bastaron dos miradas para darse cuenta de que el tiempo no había pasado, de que la distancia no existía, de que los corazones seguían latiendo acompasadamente...
Lentamente la tomo de la cintura y la besó... y el color volvió a sus mejillas, y el calor ilumino su rostro... y de nuevo brillaron sus preciosos ojos...
Y olvidaron como siempre el pasado, y dejaron para luego el futuro, concentrándose en el presente, en ese presente que se acababa de abrir ante ellos...
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Con muchísimo cariño, y de todo corazón...
Fröhliche Weihnachten und ein gesundes neues Jahr!
Y brindemos juntos porque el nuevo año venga lleno de historias felices que contarnos, de sueños que compartir, de cuentos que disfrutar...
Sé feliz...
jueves, diciembre 22, 2005
viernes, diciembre 16, 2005
Dulce o salado...
Ayer entramos al bar, helados de frío y miramos la carta... Los dos teníamos algo de hambre...
¿A tí que te apetece? ... Mira, este pinchito tiene buena pinta... De acuerdo, ¿uno para los dos?... Genial, ¿y de beber? ¿cerveza como siempre?... La verdad es que a mi me apetece un café, pero con el pincho no pega demasiado... Pues pedimos Kaffee und Kuchen... Pero es que a tí te apetecía salado... Bueno, que me da igual...
Me miró y me dijo... Pero a tí, ¿que es lo que realmente te apetece?
... perdí una ocasión maravillosa de decirle... lo único que realmente me apetece es pasar un rato charlando contigo...
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Una de las partes que más disfrute escribiendo en mi tesis doctoral fueron los agradecimientos... el recordar a todas aquellas gentes que convirtieron esa carrera de obstáculos en Aquellos Maravillosos Años... En algún lugar de aquellas dos páginas decía...
... y todos los que alguna vez habéis compartido conmigo una cerveza en un bar, una cena junto al fuego o un viaje a ninguna parte.
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Pues eso... que cuando estás tú (o tú, o tú) al otro lado de la mesa, no importa si dulce o salado, si cerveza o café... Por eso, cuando leas esto quiero que sepas que lo único que me apetece es pasar un rato charlando contigo...
¿A tí que te apetece? ... Mira, este pinchito tiene buena pinta... De acuerdo, ¿uno para los dos?... Genial, ¿y de beber? ¿cerveza como siempre?... La verdad es que a mi me apetece un café, pero con el pincho no pega demasiado... Pues pedimos Kaffee und Kuchen... Pero es que a tí te apetecía salado... Bueno, que me da igual...
Me miró y me dijo... Pero a tí, ¿que es lo que realmente te apetece?
... perdí una ocasión maravillosa de decirle... lo único que realmente me apetece es pasar un rato charlando contigo...
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Una de las partes que más disfrute escribiendo en mi tesis doctoral fueron los agradecimientos... el recordar a todas aquellas gentes que convirtieron esa carrera de obstáculos en Aquellos Maravillosos Años... En algún lugar de aquellas dos páginas decía...
... y todos los que alguna vez habéis compartido conmigo una cerveza en un bar, una cena junto al fuego o un viaje a ninguna parte.
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Pues eso... que cuando estás tú (o tú, o tú) al otro lado de la mesa, no importa si dulce o salado, si cerveza o café... Por eso, cuando leas esto quiero que sepas que lo único que me apetece es pasar un rato charlando contigo...
lunes, diciembre 12, 2005
...
Estos días me levanto como un barco a la deriva, arrastrado por las olas... Extraños balanceos del ánimo... ahora arriba, dispuesto a comerme el mundo... ahora abajo, escondido para que el mundo no me coma a mi...
En la orilla me sorprendió la resaca y me ha llevado mar adentro y ahora, cuando estoy en medio de las aguas turbulentas, temo no saber nadar lo suficientemente bien, temo no saber llegar a puerto...
Acaba de salir el sol, ese sol que llevabamos treinta y ocho días sin ver... No calienta, ni calentará de nuevo hasta bien entrada la primavera...
Volverán los tiempos mejores... no me cabe duda... Mientras tanto, estaré en casa, calentito... Si te apetece, pasa y nos tomamos un café...
En la orilla me sorprendió la resaca y me ha llevado mar adentro y ahora, cuando estoy en medio de las aguas turbulentas, temo no saber nadar lo suficientemente bien, temo no saber llegar a puerto...
Acaba de salir el sol, ese sol que llevabamos treinta y ocho días sin ver... No calienta, ni calentará de nuevo hasta bien entrada la primavera...
Volverán los tiempos mejores... no me cabe duda... Mientras tanto, estaré en casa, calentito... Si te apetece, pasa y nos tomamos un café...
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