El viajero lo sabe desde hace tiempo… desde hace mucho tiempo… así que no debería afectarle demasiado…y menos con un corazón lleno de tiritas…
Pero confirmarlo duele, rasga, hace sangrar…Tocan noches de dormir poco y de vuelta al cascarón… con poquitas ganas de volver a salir de el…
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Y de nuevo, el mismo pensamiento recurrente: ¿realmente merece la pena? ¿No sería mejor romperlo todo?
Y de nuevo la misma sensación: que fácil es pasar de un día feliz a una noche de insomnio…