Ayer, el frío de días pasados había dejado paso a una mañana tíbia... Era festivo, así que las tiendas estaban cerradas y el ajetreo que mi calle tiene cualquier otro lunes se había convertido en un devenir de gentes y familias que paseaban tranquilamente, disfrutando del último dia de vacaciones... En esos días, me encanta vagar por la calle Mayor, despacito, hasta acabar en esa cafetería que hace esquina, o en esa otra que se oculta tras los restos de la juerga nocturna, y tomarme despacio un café, dejando pasar el tiempo sin pensar en nada..
Ayer el camino hacia la cafetería duró bastante más de la cuenta... Cerquita de mi casa, tres chicas interpretaban obras de Mozart... El sonido del violín, la viola y el chelo llenaban la calle... Me senté a escucharlas un ratito... Eran realmente buenas.
Un poco más arriba tocaba un cuarteto. Cuatro chicos con sus instrumentos de viento tocaban villancicos tradicionales. Otro corro de gente se arremolinaba a su alrededor... La verdad es que no tocaban nada mal...
Seguramente pienses que el ambiente en la calle era genial, con la gente paseando por el centro o sentados en las plazas, mientras la música en directo llenaba el aire... Sería, desde luego, una mañana de domingo perfecta... Pero no...
Este año, como los anteriores, el Ayuntamiento ha decidido dinamizar el centro. Así que, si no te acercabas mucho, pero mucho, a los músicos callejeros que tocaban en directo, lo único que oías era la música de un CD de villancicos, siempre el mismo, que lleva atronandonos desde mediados de diciembre los días de diario y los festivos, desde el Palacio del Infantado hasta Santo Domingo, mediante unos altavoces estrategiamente distribuidos por toda la calle Mayor.
Y digo yo, ¿la concejal de Cultura no tiene nada, nada que decir en esto de la dinamización del centro?